Tratamientos para eliminar las varices

Las varices son eminentemente un problema estético a primera vista, lo que afecta a muchas mujeres a nivel psicológico y de autoestima; pero también pueden denotar otro tipo de dolencia más grave, como mala circulación o retención de líquidos. De hecho, no todas las varices son de la misma clase, y pueden derivar en diferentes complicaciones si no se tratan debidamente, por ejemplo cambios tróficos en la piel, que supone el cambio en la coloración de la misma a un tono ocre y amarronado, y también un cambio en su consistencia, volviéndose áspera y acartonada. Hay que tener en cuenta que la incidencia de las varices aumenta con el paso de los años y son las mujeres las que más las sufren porque se suelen relacionar con cambios hormonales y embarazos. También se ha demostrado que las personas obesas tienen un cincuenta por ciento más de posibilidades de padecerlas, lo que trasciende finalmente en complicaciones trombóticas. Es por ello que hay que ponerles freno lo antes posible.

De hecho, existen varias formas de combatirlas, tanto como para mejorar la apariencia de las piernas como para aliviar los síntomas o molestias que se presentan al padecerlas y que pueden convertirse en dolencias más graves, en especial si las varices han permanecido por mucho tiempo y son gruesas y sobresalientes. En primer lugar, siempre se debe acudir a la consulta médica para estar seguros de que se recibe un tratamiento eficaz con garantías, y seguro para la salud. El profesional hará un examen físico exhaustivo de la persona, prestando especial atención al aparato circulatorio, y a continuación podrá determinar la causa, el tipo de varices del que se trata y el tratamiento más adecuado a aplicar. Los estudios diagnósticos más utilizados por la medicina estética son los ultrasonidos doppler y duplex, siendo ambos técnicas no invasivas, fácilmente aplicables y sin dolor (no se utiliza ningún tipo de agujas).

Una vez que se ha detectado la naturaleza del problema, se puede proceder a la eliminación del mismo. Afortunadamente, lejos han quedado los días en que únicamente había un tratamiento contra las varices, la safenectomía, que consistía en la extracción de la vena safena interna o externa en toda su extensión. Además de ser doloroso era poco efectivo, ya que aunque se sacaba la principal vena quedaban muchas ramificaciones sueltas, por lo que al poco tiempo resurgían las varices. Aunque hoy en día se sigue realizando un tipo de cirugía para eliminar las varices (microcirugía o cirugía mini-incisiva, que es menos invasiva y deja diminutas cicatrices), lo cierto es que el tratamiento más efectivo y el más extendido para suprimirlas es el tratamiento láser. Así, los pacientes pueden ser atendidos de dos formas: con láser superficial, para pequeñas arañas vasculares, y el láser endovascular, por el cual se cateteriza la vena safena a nivel de la rodilla con una aguja y a través de un ultrasonido doppler que guía la operación se avanza dentro de la vena con un pequeño catéter con una fibra de láser (de unos tres milímetros de grosor). De esta forma, las paredes de la vena quedan selladas y ésta se cierra, por lo que la sangre circulará por otras venas sanas más profundas, eliminando de esta forma la principal causa que producía la inflamación, y por consiguiente, su apariencia tan antiestética en forma de varices.

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