Tener una piel sana y bronceada siempre ha sido una meta para los que desean lucir bien. Para ello, existen centros especializados en bronceado y cuidados estéticos en los que se puede adquirir un buen tono mediante maquinas de rayos uva y sprays autobronceadores. Sin embargo, la mayoría de dermatólogos recomiendan usar con precaución este tipo de maquinas, ya que con demasía pueden llegar a resultar perjudiciales para la salud. Es por eso que en las casas de nueva construcción empiezan a incluirse solariums o solarios, que son recintos acristalados que se emplean para tomar baños de sol y utilizar sus rayos para fines terapéuticos. De hecho, en la mayoría de spas y centros de descanso existe uno de estos espacios, donde poder recargarse de energía solar tras recibir otros tratamientos.
Las maquinas que reciben el mismo nombre y que encontramos en los centros de bronceado, intentan realizar la misma función que la luz natural del sol. Los rayos ultravioleta, que son los que hacen que nos pongamos morenos, no deben ser utilizados en exceso ya que además de provocar quemaduras y posibles complicaciones posteriores en la epidermis, hacen que la piel envejezca prematuramente, agilizando la aparición de arrugas y manchas.
Los solariums por tanto pueden ser tanto de luz natural como de luz artificial. Estos últimos no pueden exceder un máximo de doce minutos de exposición, y traen ya el límite de irradiación incorporado, para evitar quemaduras y enrojecimientos. La radiación ultravioleta, tanto de la luz directa del sol como de las cabinas de rayos UVA es la responsable de que tengamos la piel morena, y tiene un efecto acumulativo sobre la epidermis, lo cual indica que el uso de solariums ha de hacerse de forma moderada y responsable. También hay que utilizar crema solar protectora para cuando nos exponemos al sol, sobre todo si va a hacerse de forma continuada y por un largo periodo, como es el caso de los solariums.
De cara al verano, es recomendable acudir a los solariums de rayos UVA para preparar la piel antes de exponerse al sol, ya que de esta manera se comienza de una forma más controlada y progresiva. Así, se evitan las quemaduras y se obtiene un bonito tono dorado antes de empezar a ir a la playa. Lo ideal sería aumentar la potencia de cada sesión progresivamente, alternando los días y no acudiendo más de tres veces a la semana. Lo primero es analizar el tipo de piel de cada persona, porque se necesita un tipo de crema solar e hidratante diferente dependiendo de esta condición. También se recomienda seguir las medidas que el Gobierno emite a través del Boletín Oficial del Estado, para evitar tener problemas epidérmicos posteriores; entre estas medidas esta la utilización de gafas de sol con protección y filtro de rayos UVA, pues las lesiones oculares tanto en un solárium artificial como en uno natural pueden ser irreversibles. Asimismo, es importante que se tome el sol sin ningún tipo de filtro solar, sino con protección, y evitar los maquillajes, aceites o perfumes.
Por último, hay que evitar acudir al mismo tiempo a un solárium artificial mientras se toma el sol, ya que es peligroso para la salud de la piel; puede hacer que esta envejezca prematuramente, y lo que es peor, derivar en problemas dermatológicos que pueden dar como resultado un cáncer de piel.