Seguramente alguna vez has oído que hay que consumir alimentos bajos en grasas, ya que éstas se relacionan con enfermedades como la diabetes, colesterol alto, hipertensión arterial e infartos, entre otras. Sin embargo, no todas las grasas son malas y es imprescindible que algunas de ellas aparezcan en tu dieta diaria.
La grasa es un alimento que suele aportar la energía suficiente que cada individuo necesita en su organismo para realizar sus actividades con normalidad, como trabajar, estudiar, realizar deportes, etcétera. Esas grasas son también conocidas como “ácidos esenciales grasos” y nutricionalmente es conveniente que el 15% de estos sean monoinsaturados, el 7% saturados y el 10% poliinsaturados.
Grasas Monoinsaturadas
Las grasas monoinsaturadas son representadas por el ácido oleico y se encuentran en el aceite de oliva, las aceitunas, las semillas de las uvas y en las grasas animales. Éstas se encargan de recubrir las arterias para ayudar a prevenir las enfermedades de tipo vascular y son altamente recomendadas para aquellas personas que poseen cáncer de mama.
Grasas Saturadas
Las grasas saturadas se hallan en los lácteos enteros, carnes, algunos vegetales y embutidos. Este tipo de grasa es sólida cuando se encuentra en temperatura ambiente y suele estar relacionada con las enfermedades de tipo vascular, por lo que se aconseja ser consumida en cantidades mínimas.
Grasas Poliinsaturadas
Las grasas poliinsaturadas están compuestas por el omega 6 y el omega 3, y se hallan en la linaza, el ajonjolí, pecanas, frutos secos, aceite de oliva, jurel, caballa, bonito y atún. El omega 3 sirve para mejorar la función del cerebro y además ayuda a disminuir los triglicéridos y el peso corporal. El omega 6 sirve para reducir el nivel de los triglicéridos y el colesterol. Además, ayuda a que la sangre sea más fluida, evitando de esa manera los coágulos y trombos.
Éstos tres tipos de ácidos grasos son muy importantes para poder mantener un estado excelente de la salud.