LOS ENEMIGOS DE LA PIEL

Muchas personas no son realmente conscientes de los daños que la luz, el sol y la contaminación provocan en nuestra piel. La exposición al medio ambiente es la causa más evitable del envejecimiento de la piel.

Los factores que perjudican la piel

La luz solar, los cambios bruscos de temperaturas y algunas de las sustancias que se encuentran en el aire son los factores más destacables, aunque sin duda, el más perjudicial de todos, es la luz solar. Esta puede atravesar la piel afectando no sólo a su superficie sino también al tejido interno.

Estos daños son retardados y acumulativos, lo que quiere decir, que la piel lleva la cuenta de la cantidad total de luz que hemos recibido desde nuestro nacimiento. En ninguna circunstancia resulta beneficiosa para los adultos mientras que en los niños, es un aporte de vitamina D mientras sus huesos se están desarrollando.

Son tres los factores que provocan estos daños:

El tipo de cutis.

La intensidad de la exposición.

La duración de la exposición.

Las pieles blancas son más susceptibles a la luz, mientras que las oscuras, al ser más gruesas y tener mayor cantidad de pigmento, son algo menos susceptibles, aunque no debemos olvidar que hasta las pieles negras no están exentas del perjuicio de la luz solar.

La mejor manera de protegerse del sol, es llevar cremas hidratantes con protección alta. De igual forma, limpiar la cara adecuadamente y maquillarse también proporciona una protección considerable. Aplicar el producto con generosidad y de forma repetida en casos de sudoración o cuando nos bañamos en la playa o piscina.

Cambios de temperatura y humedad

Las variaciones extremas en la humedad y temperatura pueden reducir de forma considerable la hidratación de la piel. Este problema suele ser más frecuente durante el invierno, ya que el viento y la sequedad de las habitaciones donde hay calefacción, reducen la humedad del aire.

Para paliar estos problemas debemos evitar condiciones atmosféricas extremas, tener nuestras habitaciones a la temperatura más baja posible y algo que resulta de gran ayuda, es la utilización de humificadores del aire.

Hay que tener en cuenta que el agua caliente, las saunas, las toallas calientes y otras formas de aplicar calor, no sólo no sirven para nada, sino que elevan la temperatura del cutis hasta niveles no deseados.

La contaminación

En zonas urbanas, la contaminación y las sustancias químicas que hay en el aire irritan la piel, sólo tenemos que apreciar los edificios que nos rodean cada vez más oscuros para apreciarlo. La limpieza con productos neutros y una buena crema hidratante nos protegerán.

Desirée R.A.

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